En el agua del Océano Atlántico se encuentra diluida la materia prima que es el objetivo y eje principal de nuestra empresa, la sal. Para su producción, aprovechamos fuentes de energía naturales e inagotables: sol, mareas y viento.
Tomamos el agua marina de manera natural y la hacemos llegar a nuestras salinas, donde reposa para ofrecernos su fruto, que cultivamos con paciencia y esmero. Todo esto ocurre en el corazón del Paraje Natural de Marismas del Odiel, en perfecta convivencia con las especies que aquí habitan. Prueba de esta relación armónica es la declaración de este espacio como Reserva de la Biosfera -entre otras figuras internacionales y nacionales-, siendo uno de los objetivos principales de este programa de la UNESCO la conciliación de la conservación del patrimonio natural y el desarrollo socioeconómico sostenible de la población.
Las salinas cuentan con un total de 12 balsas cristalizadoras donde descansa el agua marina hasta que alcanzar el óptimo grado de concentración de sal, momento en que el agua es retirada de las balsas para comenzar a cosecharlas. La cristalización de la sal de produce por el proceso de evaporación natural del agua marina por acción del sol y el viento.
Al retirar el agua, la sal queda cristalizada en un bloque que mide aproximadamente 40 cms de alto. Este bloque es triturado con máquinas dotadas de cuchillas, dejando siempre un margen de 10 cms de distancia con el sustrato, para garantizar el máximo grado de pureza en la obtención de la sal y así descartar la parte que pueda estar en contacto con el sustrato.
Un operario verifica detrás de las cuchillas comprobando de manera artesanal que este margen de pureza está siendo respetado.
Así conseguimos que nuestra sal venga libre de impurezas desde su origen.