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Una vez que la sal es recogida, entra en un primer proceso de lavado y centrifugado para conseguir una sal libre de impurezas.
Tras este proceso, la sal pasa a una espectacular montaña de sal, que se ha convertido en un elemento característico y singular del paisaje de la marisma onubense por su sorprendente tamaño y radiante blancura.
Ya blanca y limpia, la sal entra en la planta de refinado, donde pasará por los controles del selector óptico de eliminación de impurezas, relavado y centrifugado, molienda y cribado.